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Neuronas mezcladas con palabras como si fueran pensamientos de la mente
11
MAR
2018

Creer, crea mi mundo y el tuyo

 

Si no se puede ser feliz en este mundo,

Habrá que procurar, al menos, no ser tan desdichado/a.

Arthur Schopenhauer

¿Alguna vez has sentido que tu mundo perdía el sentido?

Somos seres viviendo situaciones diferentes con emociones muy variadas.

¿Qué te ha pasado hoy a ti? ¿qué me ha pasado hoy a mí? Recuerdo una película llamada «Corre Lola corre» que me enseñó mi gran amor de la vida cuando yo tenía unos 20 años. En la película se relataba una misma historia tres veces, pero en cada una la protagonista vivía un suceso al conseguir cambiar pequeños actos de ese día.

Y he aquí, el gran misterio de nuestro día a día, ¿qué me va a pasar? ¿En el próximo segundo que sucederá? ¿De qué lado caerá la moneda? ¿será cruz o será cara?

 

Tenemos un repertorio de estrategias de distracción para que no se adueñe de nosotros/as el pensamiento constante de lo ambigua que es la vida.

Aunque hay momentos que un pensamiento se instaura en nuestra mente como una semilla que crece. Un pensamiento catastrófico que tiene como hilo conductor un futuro incierto.

Estos pensamientos pueden ser diferentes, como lo son las plantas: Hay pensamientos con mucha raíz y pensamientos con muy poca raíz. Hay veces que podemos podar nuestros pensamientos. Otras trasplantamos los pensamientos a otro lugar. Incluso hacemos injertos de pensamientos y se los pasamos a otra persona.

Y es que somos buenos/as pensadores/as, nos han enseñado a ello: ¿os acordáis cuando nos mandaban a la silla de pensar por portarnos mal?

Y así, como de repente ese pensamiento se instaura en nuestra mente y ocupa nuestro día a día  y se convierte en el mantra que hace eco en nuestra sociedad:

«cogito ergo sum», que en español se traduce frecuentemente como «Pienso, luego existo», siendo más precisa la traducción literal del latín «pienso, por lo tanto soy». Un  planteamiento filosófico de René Descartes. el cual se convirtió en el elemento fundamental del racionalismo occidental.

Hay que tener mucho cuidado con los pensamientos, los pensamientos dominan el mundo y crean dogmas. Al pensar, sentimos y ello nos lleva a actuar. Es como un engranaje. Un paso lleva al otro.

 

Una vez que un pensamiento ha quedado muy instaurado en mí, se crea una creencia. Y una creencia es una planta invasora, de rápido crecimiento que se adueña de toda luz y de la libertad de no tener competencia.

Y entre todas las plantas las hay tóxicas. E aquí las creencias irracionales.

Albert Ellis era fiel seguidor de la idea de que los pensamientos irracionales o pensamientos distorsionados conllevan a emociones irracionales y a su vez a conductas irracionales, toda una cadena.

 

Pero antes de continuar, ¿qué es un pensamiento racional?

Un pensamiento es racional cuando:

  • Es lógico y consistente con la realidad.

  • Sirve para conseguir una meta u objetivo.

  • Producen emociones moderadas o ‘buenas’ (como alegría).

 

¿Y uno irracional?

Un pensamiento irracional se caracteriza por:

  • Ser cogniciones absolutistas, expresadas como una obligación y asociadas a emociones inadecuadas como dolor y frustración.

  • Son ilógicos y no consistentes con la realidad.

  • No sirven para conseguir metas y objetivos.

Vamos a ver los 15 tipos de pensamientos irracionales que son las gafas con los que algunos ven el mundo, las plantas invasoras que adueñan la mente, Aaron Beck propuso la teoría detrás del pensamiento distorsionado y fue David Burns quien los popularizó con los siguientes nombres tan creativos:

  1. Filtraje:Se toman los detalles negativos y se magnifican. Palabras clave: Terrible, horrendo, horroroso, no puedo resistirlo.

  1. Pensamiento polarizado:Las cosas son blanco o negro, buenas o malas. Eres perfecto o eres un fracaso. No hay términos medio.

  1. Sobregeneralización:Se llega a una conclusión general basada en un incidente singular o una pequeña parte de la evidencia. Palabras clave: Todos, nadie, siempre, nunca.

  1. Lectura del pensamiento: Sin mediar la palabra la persona sabe qué sienten los demás y por qué se comportan de esa forma. Es capaz de ‘adivinar’ que sienten los demás respecto a ella.

  1. Visión catastrófica: Se espera el desastre. La persona se entera o escucha un problema y empieza a preguntarse: «Y si… ¿y si me sucede a mí?»

  1. Personalización: La persona cree que todo lo que la gente hace o dice es alguna forma de reacción hacia ella. Ejemplo: «Seguramente ese estado de Facebook es para mí».

  1. Falacias de control:Si se siente externamente controlado/a, se ve a sí mismo/a desamparado/a, como una víctima del destino. Ejemplo: «No puedo corregir la mala calidad de mi trabajo, me lo pidieron con muy poco tiempo de anticipación». «¿Por qué no estás feliz? ¿Es por algo que yo hice?»

  1. Falacia de la justicia:Se siente resentido/a, porque cree que sabe qué es justo y qué no pero los/as demás no están de acuerdo.

  1. Culpabilidad:La persona mantiene que los demás son los responsables de su sufrimiento, o toma el punto de vista opuesto, culpándose a sí mismo/a de todos los problemas ajenos. Ejemplos: «Deja de hacerme sentir mal».

  1. Debería: La persona posee una lista de normas rígidas sobre cómo deberían actuar tanto ella como los demás. Las personas que no cumplen estas normas la enfadan y se siente culpable si ella misma las incumple. Ejemplo: «Debería de hacer ejercicio, no debo ser tan floja».

  1. Razonamiento emocional:Cree que lo que siente tendría que ser verdadero automáticamente. Ejemplo: «Presiento que ___ me está traicionando».

  1. La falacia del cambio:Una persona espera que los/as demás cambien si los presiona a cambiar.

  1. Etiquetas globales: Se generalizan una o dos cualidades de un juicio global negativo. Ejemplo: «Todas las personas son iguales»

  1. Tener razón:La persona está continuamente en un proceso para probar que sus opiniones y acciones son correctas. Es imposible equivocarse y hará cualquier cosa para demostrar que está en lo correcto.

  1. La falacia de recompensa divina:Esperar cobrar algún día todo el sacrificio y abnegación, como si alguien le llevara las cuentas. Por ejemplo: Las personas que hacen cosas ‘buenas’ esperando que algún día alguien les regrese algo bueno.


Y ¿qué puedo hacer yo con esta planta enraizada en mi mente? ¿Cómo puedo cortarla?

Con tres filtros:

  1. La evidencia: ¿Es totalmente cierto este pensamiento? ¿En qué pruebas me baso? ¿Podría existir otra explicación u otra forma de pensar más realista? ¿Es un hecho probado científicamente?

  2. La gravedad: ¿Serían tan terribles las consecuencias? ¿Qué ocurriría si…? ¿A cuántas áreas de mi vida afectaría? ¿Podría encontrarme bien aún cuando esto sea así? ¿Hay otras personas a quienes les haya ocurrido y cómo lo han vivido?

  3. La utilidad: ¿Qué consecuencias tiene para mí pensar así? ¿Me ayuda a solucionar mis problemas?  ¿Me hace sentirme bien?

 

Como dice la canción  «Alma de cantaora» de Amparo Sánchez:

«Soy el poder dentro de mí,  soy el amor del sol y la tierra, soy gran espíritu y soy eterna.

Mi vida esta llena de amor y alegría y cuando lo cantas muchas veces, pues, mira, te la crees.»

 

 

Desde Espacio Ítaca te aconsejamos que si tus pensamientos no te dejan vivir con bienestar y tienes creencias que te imposibilitan conseguir metas en tu vida y te esclavizan consultes con un profesional. Se puede pensar diferente. Se puede sentir diferente. Se puede actuar diferente.

 

Sandra Sánchez, Psicóloga colegiada A- 1951

 

 

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