psicología social archivos - Espacio Itaca https://espacioitaca.com Centro Sanitario de Psicología Sun, 11 Mar 2018 17:39:10 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.9.2 Creer, crea mi mundo y el tuyo https://espacioitaca.com/creer-crea-mi-mundo-y-el-tuyo/ https://espacioitaca.com/creer-crea-mi-mundo-y-el-tuyo/#respond Sun, 11 Mar 2018 17:39:10 +0000 http://espacioitaca.com/?p=6018   Si no se puede ser feliz en este mundo, Habrá que procurar, al menos, no ser tan desdichado/a. Arthur Schopenhauer ¿Alguna vez has sentido que tu mundo perdía el sentido? Somos seres viviendo situaciones diferentes con emociones muy variadas. ¿Qué te ha pasado hoy a ti? ¿qué me ha pasado hoy a mí? Recuerdo una película llamada «Corre Lola corre» que me enseñó mi gran amor de la vida cuando yo tenía unos 20 años. En la película se relataba una misma historia tres veces, pero en cada una la protagonista vivía un suceso al conseguir cambiar pequeños actos de ese día. Y he aquí, el gran misterio de nuestro día a día, ¿qué me va a pasar? ¿En el próximo segundo que sucederá? ¿De qué lado caerá la moneda? ¿será cruz o será cara?   Tenemos un repertorio de estrategias de distracción para que no se adueñe de nosotros/as el pensamiento constante de lo ambigua que es la vida. Aunque hay momentos que un pensamiento se instaura en nuestra mente como una semilla que crece. Un pensamiento catastrófico que tiene como hilo conductor un futuro incierto. Estos pensamientos pueden ser diferentes, como lo son las plantas: Hay pensamientos con mucha raíz y pensamientos con muy poca raíz. Hay veces que podemos podar nuestros pensamientos. Otras trasplantamos los pensamientos a otro lugar. Incluso hacemos injertos de pensamientos y se los pasamos a otra persona. Y es que somos buenos/as pensadores/as, nos han enseñado a ello: ¿os acordáis cuando nos mandaban a la silla de pensar por portarnos mal? Y así, como de repente ese pensamiento se instaura en nuestra mente y ocupa nuestro día a día  y se convierte en el mantra que hace eco en nuestra sociedad: «cogito ergo sum», que en español se traduce frecuentemente como «Pienso, luego existo», siendo más precisa la traducción literal del latín «pienso, por lo tanto soy». Un  planteamiento filosófico de René Descartes. el cual se convirtió en el elemento fundamental del racionalismo occidental. Hay que tener mucho cuidado con los pensamientos, los pensamientos dominan el mundo y crean dogmas. Al pensar, sentimos y ello nos lleva a actuar. Es como un engranaje. Un paso lleva al otro.   Una vez que un pensamiento ha quedado muy instaurado en mí, se crea una creencia. Y una creencia es una planta invasora, de rápido crecimiento que se adueña de toda luz y de la libertad de no tener competencia. Y entre todas las plantas las hay tóxicas. E aquí las creencias irracionales. Albert Ellis era fiel seguidor de la idea de que los pensamientos irracionales o pensamientos distorsionados conllevan a emociones irracionales y a su vez a conductas irracionales, toda una cadena.   Pero antes de continuar, ¿qué es un pensamiento racional? Un pensamiento es racional cuando: Es lógico y consistente con la realidad. Sirve para conseguir una meta u objetivo. Producen emociones moderadas o ‘buenas’ (como alegría).   ¿Y uno irracional? Un pensamiento irracional se caracteriza por: Ser cogniciones absolutistas, expresadas como una obligación y asociadas a emociones inadecuadas como dolor y frustración. Son ilógicos y no consistentes con la realidad. No sirven para conseguir metas y objetivos. Vamos a ver los 15 tipos de pensamientos irracionales que son las gafas con los que algunos ven el mundo, las plantas invasoras que adueñan la mente, Aaron Beck propuso la teoría detrás del pensamiento distorsionado y fue David Burns quien los popularizó con los siguientes nombres tan creativos: Filtraje:Se toman los detalles negativos y se magnifican. Palabras clave: Terrible, horrendo, horroroso, no puedo resistirlo. Pensamiento polarizado:Las cosas son blanco o negro, buenas o malas. Eres perfecto o eres un fracaso. No hay términos medio. Sobregeneralización:Se llega a una conclusión general basada en un incidente singular o una pequeña parte de la evidencia. Palabras clave: Todos, nadie, siempre, nunca. Lectura del pensamiento: Sin mediar la palabra la persona sabe qué sienten los demás y por qué se comportan de esa forma. Es capaz de ‘adivinar’ que sienten los demás respecto a ella. Visión catastrófica: Se espera el desastre. La persona se entera o escucha un problema y empieza a preguntarse: «Y si… ¿y si me sucede a mí?» Personalización: La persona cree que todo lo que la gente hace o dice es alguna forma de reacción hacia ella. Ejemplo: «Seguramente ese estado de Facebook es para mí». Falacias de control:Si se siente externamente controlado/a, se ve a sí mismo/a desamparado/a, como una víctima del destino. Ejemplo: «No puedo corregir la mala calidad de mi trabajo, me lo pidieron con muy poco tiempo de anticipación». «¿Por qué no estás feliz? ¿Es por algo que yo hice?» Falacia de la justicia:Se siente resentido/a, porque cree que sabe qué es justo y qué no pero los/as demás no están de acuerdo. Culpabilidad:La persona mantiene que los demás son los responsables de su sufrimiento, o toma el punto de vista opuesto, culpándose a sí mismo/a de todos los problemas ajenos. Ejemplos: «Deja de hacerme sentir mal». Debería: La persona posee una lista de normas rígidas sobre cómo deberían actuar tanto ella como los demás. Las personas que no cumplen estas normas la enfadan y se siente culpable si ella misma las incumple. Ejemplo: «Debería de hacer ejercicio, no debo ser tan floja». Razonamiento emocional:Cree que lo que siente tendría que ser verdadero automáticamente. Ejemplo: «Presiento que ___ me está traicionando». La falacia del cambio:Una persona espera que los/as demás cambien si los presiona a cambiar. Etiquetas globales: Se generalizan una o dos cualidades de un juicio global negativo. Ejemplo: «Todas las personas son iguales» Tener razón:La persona está continuamente en un proceso para probar que sus opiniones y acciones son correctas. Es imposible equivocarse y hará cualquier cosa para demostrar que está en lo correcto. La falacia de recompensa divina:Esperar cobrar algún día todo el sacrificio y abnegación, como si alguien le llevara las cuentas. Por ejemplo: Las personas que hacen cosas ‘buenas’ esperando que algún día alguien les regrese algo bueno. Y ¿qué puedo hacer yo con esta planta enraizada en mi mente? ¿Cómo puedo cortarla? Con […]

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Si no se puede ser feliz en este mundo,

Habrá que procurar, al menos, no ser tan desdichado/a.

Arthur Schopenhauer

¿Alguna vez has sentido que tu mundo perdía el sentido?

Somos seres viviendo situaciones diferentes con emociones muy variadas.

¿Qué te ha pasado hoy a ti? ¿qué me ha pasado hoy a mí? Recuerdo una película llamada «Corre Lola corre» que me enseñó mi gran amor de la vida cuando yo tenía unos 20 años. En la película se relataba una misma historia tres veces, pero en cada una la protagonista vivía un suceso al conseguir cambiar pequeños actos de ese día.

Y he aquí, el gran misterio de nuestro día a día, ¿qué me va a pasar? ¿En el próximo segundo que sucederá? ¿De qué lado caerá la moneda? ¿será cruz o será cara?

 

Tenemos un repertorio de estrategias de distracción para que no se adueñe de nosotros/as el pensamiento constante de lo ambigua que es la vida.

Aunque hay momentos que un pensamiento se instaura en nuestra mente como una semilla que crece. Un pensamiento catastrófico que tiene como hilo conductor un futuro incierto.

Estos pensamientos pueden ser diferentes, como lo son las plantas: Hay pensamientos con mucha raíz y pensamientos con muy poca raíz. Hay veces que podemos podar nuestros pensamientos. Otras trasplantamos los pensamientos a otro lugar. Incluso hacemos injertos de pensamientos y se los pasamos a otra persona.

Y es que somos buenos/as pensadores/as, nos han enseñado a ello: ¿os acordáis cuando nos mandaban a la silla de pensar por portarnos mal?

Y así, como de repente ese pensamiento se instaura en nuestra mente y ocupa nuestro día a día  y se convierte en el mantra que hace eco en nuestra sociedad:

«cogito ergo sum», que en español se traduce frecuentemente como «Pienso, luego existo», siendo más precisa la traducción literal del latín «pienso, por lo tanto soy». Un  planteamiento filosófico de René Descartes. el cual se convirtió en el elemento fundamental del racionalismo occidental.

Hay que tener mucho cuidado con los pensamientos, los pensamientos dominan el mundo y crean dogmas. Al pensar, sentimos y ello nos lleva a actuar. Es como un engranaje. Un paso lleva al otro.

 

Una vez que un pensamiento ha quedado muy instaurado en mí, se crea una creencia. Y una creencia es una planta invasora, de rápido crecimiento que se adueña de toda luz y de la libertad de no tener competencia.

Y entre todas las plantas las hay tóxicas. E aquí las creencias irracionales.

Albert Ellis era fiel seguidor de la idea de que los pensamientos irracionales o pensamientos distorsionados conllevan a emociones irracionales y a su vez a conductas irracionales, toda una cadena.

 

Pero antes de continuar, ¿qué es un pensamiento racional?

Un pensamiento es racional cuando:

  • Es lógico y consistente con la realidad.

  • Sirve para conseguir una meta u objetivo.

  • Producen emociones moderadas o ‘buenas’ (como alegría).

 

¿Y uno irracional?

Un pensamiento irracional se caracteriza por:

  • Ser cogniciones absolutistas, expresadas como una obligación y asociadas a emociones inadecuadas como dolor y frustración.

  • Son ilógicos y no consistentes con la realidad.

  • No sirven para conseguir metas y objetivos.

Vamos a ver los 15 tipos de pensamientos irracionales que son las gafas con los que algunos ven el mundo, las plantas invasoras que adueñan la mente, Aaron Beck propuso la teoría detrás del pensamiento distorsionado y fue David Burns quien los popularizó con los siguientes nombres tan creativos:

  1. Filtraje:Se toman los detalles negativos y se magnifican. Palabras clave: Terrible, horrendo, horroroso, no puedo resistirlo.

  1. Pensamiento polarizado:Las cosas son blanco o negro, buenas o malas. Eres perfecto o eres un fracaso. No hay términos medio.

  1. Sobregeneralización:Se llega a una conclusión general basada en un incidente singular o una pequeña parte de la evidencia. Palabras clave: Todos, nadie, siempre, nunca.

  1. Lectura del pensamiento: Sin mediar la palabra la persona sabe qué sienten los demás y por qué se comportan de esa forma. Es capaz de ‘adivinar’ que sienten los demás respecto a ella.

  1. Visión catastrófica: Se espera el desastre. La persona se entera o escucha un problema y empieza a preguntarse: «Y si… ¿y si me sucede a mí?»

  1. Personalización: La persona cree que todo lo que la gente hace o dice es alguna forma de reacción hacia ella. Ejemplo: «Seguramente ese estado de Facebook es para mí».

  1. Falacias de control:Si se siente externamente controlado/a, se ve a sí mismo/a desamparado/a, como una víctima del destino. Ejemplo: «No puedo corregir la mala calidad de mi trabajo, me lo pidieron con muy poco tiempo de anticipación». «¿Por qué no estás feliz? ¿Es por algo que yo hice?»

  1. Falacia de la justicia:Se siente resentido/a, porque cree que sabe qué es justo y qué no pero los/as demás no están de acuerdo.

  1. Culpabilidad:La persona mantiene que los demás son los responsables de su sufrimiento, o toma el punto de vista opuesto, culpándose a sí mismo/a de todos los problemas ajenos. Ejemplos: «Deja de hacerme sentir mal».

  1. Debería: La persona posee una lista de normas rígidas sobre cómo deberían actuar tanto ella como los demás. Las personas que no cumplen estas normas la enfadan y se siente culpable si ella misma las incumple. Ejemplo: «Debería de hacer ejercicio, no debo ser tan floja».

  1. Razonamiento emocional:Cree que lo que siente tendría que ser verdadero automáticamente. Ejemplo: «Presiento que ___ me está traicionando».

  1. La falacia del cambio:Una persona espera que los/as demás cambien si los presiona a cambiar.

  1. Etiquetas globales: Se generalizan una o dos cualidades de un juicio global negativo. Ejemplo: «Todas las personas son iguales»

  1. Tener razón:La persona está continuamente en un proceso para probar que sus opiniones y acciones son correctas. Es imposible equivocarse y hará cualquier cosa para demostrar que está en lo correcto.

  1. La falacia de recompensa divina:Esperar cobrar algún día todo el sacrificio y abnegación, como si alguien le llevara las cuentas. Por ejemplo: Las personas que hacen cosas ‘buenas’ esperando que algún día alguien les regrese algo bueno.


Y ¿qué puedo hacer yo con esta planta enraizada en mi mente? ¿Cómo puedo cortarla?

Con tres filtros:

  1. La evidencia: ¿Es totalmente cierto este pensamiento? ¿En qué pruebas me baso? ¿Podría existir otra explicación u otra forma de pensar más realista? ¿Es un hecho probado científicamente?

  2. La gravedad: ¿Serían tan terribles las consecuencias? ¿Qué ocurriría si…? ¿A cuántas áreas de mi vida afectaría? ¿Podría encontrarme bien aún cuando esto sea así? ¿Hay otras personas a quienes les haya ocurrido y cómo lo han vivido?

  3. La utilidad: ¿Qué consecuencias tiene para mí pensar así? ¿Me ayuda a solucionar mis problemas?  ¿Me hace sentirme bien?

 

Como dice la canción  «Alma de cantaora» de Amparo Sánchez:

«Soy el poder dentro de mí,  soy el amor del sol y la tierra, soy gran espíritu y soy eterna.

Mi vida esta llena de amor y alegría y cuando lo cantas muchas veces, pues, mira, te la crees.»

 

 

Desde Espacio Ítaca te aconsejamos que si tus pensamientos no te dejan vivir con bienestar y tienes creencias que te imposibilitan conseguir metas en tu vida y te esclavizan consultes con un profesional. Se puede pensar diferente. Se puede sentir diferente. Se puede actuar diferente.

 

Sandra Sánchez, Psicóloga colegiada A- 1951

 

 

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Ostracismo: sentirse ninguneado/a en un grupo https://espacioitaca.com/ostracismo-sentirse-ninguneadoa-en-un-grupo/ https://espacioitaca.com/ostracismo-sentirse-ninguneadoa-en-un-grupo/#comments Mon, 09 Oct 2017 17:49:49 +0000 http://espacioitaca.com/?p=5566 Hoy quiero hablar y exponer un término que todos/as hemos sentido. Y me he animado a escribir sobre ello porque yo la he sentido últimamente: OS QUIERO HABLAR SOBRE EL Ostracismo Esta palabra viene del griego ostrakismós, y significa ‘caparazón, cáscara’. Referida a la decisión que permitía desterrar de la comunidad temporal o permanentemente a las personas “incómodas” de la sociedad. El ostracismo es el acto de excluir, ignorar o rechazar a un/a miembro del grupo, o a otra persona en una relación interpersonal (Williams, 2001). Es decir, es el sentirnos ninguneado/a en un grupo de personas. ¿Quién no hemos sentido esto en alguna ocasión? ¿En los estudios? ¿en la familia? ¿en el trabajo? ¿con los amigos/as? De repente, han hecho un plan y no han contando con nosotros/as o en el trabajo hemos sido rechazos/as por pensar de modo distinto. Todas las personas, cuando vivimos este rechazo nos afecta, aunque haya diferentes rasgos de personalidad, o se presente de distintos modos. La respuesta emocional aparece rápidamente: aumento de estrés,  parcial pérdida de autoestima y autocontrol y sentimientos de tristeza y enfado. A nivel cerebral podemos relacionar el desarrollo de estos sentimientos, por una actividad en los centros del dolor, específicamente, en la corteza cingular anterior dorsal. El ser objeto de ostracismo ,aunque sea por un tiempo breve, tiene efectos negativos en las necesidades básicas de pertenencia, control, autoestima y sentido de existencia de la persona que lo sufre. La pertenencia a un grupo constituye una necesidad, y cuando se frustra, produce una dolencia física y/o psicológica (Baumeister,  Leary  1995). El dolor de sentirnos rechazados además dependerá según Richman y Leary (2009), de una serie de aspectos como: La percepción que sentimos de injusticia. Las expectativas de reparación de la relación. El valor de la relación. La posibilidad de alternativas. La cronicidad o generalidad. Los costes percibidos del rechazo.   ¿Y por qué nos aislan? El ostracismo, responde a una exclusión social generada por un comportamiento inadecuado: una persona que incumple una norma es aislada por su mal comportamiento, y como consecuencia, surgen los sentimientos de malestar anteriormente comentados. De aquí surge una respuesta funcional: corregir el comportamiento para volver a sentirse integrada en el grupo. Porque el castigo de no ser tomado/a en cuenta, ser invisibles, irrelevantes, no ser invitado/a a la fiesta o entender que no quieren hablar con nosotros/as, es interpretado inmediatamente por el cerebro y es una de las mejores herramientas que tiene el proceso de aprendizaje para evitar esta sensación en la vida repetidamente.   ¿Pero y qué sucede cuándo sientes que esa norma que tienes que cumplir va en contra de tus principios? Aquí entra el dilema porque una cosa es ser miembro de un grupo y otra perder tu identidad propia.   ¿Qué puedo hacer para sentirme mejor? Necesitas pasar por un duelo, reconocer los sentimientos que sientes e integrarlos. Cuenta lo ocurrido verbalizándolo o escribiéndolo a alguien que consideres que te entenderá (contigo mismo/a también vale). Si reconocemos lo que nos hace daño salvaguardamos nuestra salud. Las opiniones de los/as otros/as no es la realidad. Pensar constantemente sobre lo ocurrido, releyendo las conversaciones, haciendo repaso continúo no arregla la situación y va a generar en ti sentimientos negativos. Por en el foco en el proceso, no en el suceso. Haz cosas que te diviertan y te distraigan, pueden serte de gran ayuda. Fomenta actividades de creatividad para ello. Un rechazo es una situación que te saca de tu zona de confort, puedes descubrir que es lo que quieres a partir de ahora. Las crisis catalizan, impulsan, motivan nuestro aprendizaje. Todos/as vamos a rechazar y ser rechazados/as, reflexiona sobre ello, piensa también en cómo te comportas con los/las demás. Aporta compromiso, lealtad y respeto. Pon límites, libera y evita que nos hagamos daño. Para ello, necesitas el «sí» y el «no». Si los tengo incorporados no obedezco por temor sino porque es lo que me conviene, o lo que me hace bien. Hazlo desde la asertividad y la empatía.     Para finalizar quiero compartir esta reflexión de Schopenhauer como consejo emocional: “Toda verdad atraviesa tres fases: primero, es ridiculizada; segundo, recibe violenta oposición; tercero, es aceptada como algo evidente”  Tal vez, hemos sido rechazados/as sin motivo, injustamente, de forma abrupta y dolorosa. Fluyamos para no quedarnos en el suceso y cojamos impulso. Tus principios, tu misión en la vida y tu esencia debes protegerla como tu bien más preciado. Será moldeada por ti, para cada vez ser una persona más humana, empática y respetuosa. El rechazo nos abre los ojos de lo que nunca haremos a otro ser humano, si vemos ese rechazo como un aprendizaje. Por doloroso que sea, tú no eres dolor. Tu eres un ser humano lleno de amor, aprendizaje y vida. Gracias por leer este artículo lleno de mí, de mis emociones de estos días y de lo que ha supuesto estudiar el rechazo en mí para superarme. Y te deseo como un buen conjuro que: ojalá te ames.   Sandra Sánchez Muñoz Gerente de Espacio Ítaca y Psicóloga sanitaria, nºcolegiada A-1951

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Hoy quiero hablar y exponer un término que todos/as hemos sentido. Y me he animado a escribir sobre ello porque yo la he sentido últimamente:

OS QUIERO HABLAR SOBRE EL Ostracismo

Esta palabra viene del griego ostrakismós, y significa ‘caparazón, cáscara’. Referida a la decisión que permitía desterrar de la comunidad temporal o permanentemente a las personas “incómodas” de la sociedad.

El ostracismo es el acto de excluir, ignorar o rechazar a un/a miembro del grupo, o a otra persona en una relación interpersonal (Williams, 2001).

Es decir, es el sentirnos ninguneado/a en un grupo de personas. ¿Quién no hemos sentido esto en alguna ocasión?

¿En los estudios? ¿en la familia? ¿en el trabajo? ¿con los amigos/as? De repente, han hecho un plan y no han contando con nosotros/as o en el trabajo hemos sido rechazos/as por pensar de modo distinto.

Todas las personas, cuando vivimos este rechazo nos afecta, aunque haya diferentes rasgos de personalidad, o se presente de distintos modos. La respuesta emocional aparece rápidamente: aumento de estrés,  parcial pérdida de autoestima y autocontrol y sentimientos de tristeza y enfado. A nivel cerebral podemos relacionar el desarrollo de estos sentimientos, por una actividad en los centros del dolor, específicamente, en la corteza cingular anterior dorsal.

El ser objeto de ostracismo ,aunque sea por un tiempo breve, tiene efectos negativos en las necesidades básicas de pertenencia, control, autoestima y sentido de existencia de la persona que lo sufre. La pertenencia a un grupo constituye una necesidad, y cuando se frustra, produce una dolencia física y/o psicológica (Baumeister,  Leary  1995).

El dolor de sentirnos rechazados además dependerá según Richman y Leary (2009), de una serie de aspectos como:

  • La percepción que sentimos de injusticia.
  • Las expectativas de reparación de la relación.
  • El valor de la relación.
  • La posibilidad de alternativas.
  • La cronicidad o generalidad.
  • Los costes percibidos del rechazo.

 

¿Y por qué nos aislan?

El ostracismo, responde a una exclusión social generada por un comportamiento inadecuado: una persona que incumple una norma es aislada por su mal comportamiento, y como consecuencia, surgen los sentimientos de malestar anteriormente comentados. De aquí surge una respuesta funcional: corregir el comportamiento para volver a sentirse integrada en el grupo.

Porque el castigo de no ser tomado/a en cuenta, ser invisibles, irrelevantes, no ser invitado/a a la fiesta o entender que no quieren hablar con nosotros/as, es interpretado inmediatamente por el cerebro y es una de las mejores herramientas que tiene el proceso de aprendizaje para evitar esta sensación en la vida repetidamente.

 

¿Pero y qué sucede cuándo sientes que esa norma que tienes que cumplir va en contra de tus principios?

Aquí entra el dilema porque una cosa es ser miembro de un grupo y otra perder tu identidad propia.

 

¿Qué puedo hacer para sentirme mejor?

  • Necesitas pasar por un duelo, reconocer los sentimientos que sientes e integrarlos.
  • Cuenta lo ocurrido verbalizándolo o escribiéndolo a alguien que consideres que te entenderá (contigo mismo/a también vale). Si reconocemos lo que nos hace daño salvaguardamos nuestra salud.
  • Las opiniones de los/as otros/as no es la realidad.
  • Pensar constantemente sobre lo ocurrido, releyendo las conversaciones, haciendo repaso continúo no arregla la situación y va a generar en ti sentimientos negativos. Por en el foco en el proceso, no en el suceso.
  • Haz cosas que te diviertan y te distraigan, pueden serte de gran ayuda. Fomenta actividades de creatividad para ello.
  • Un rechazo es una situación que te saca de tu zona de confort, puedes descubrir que es lo que quieres a partir de ahora. Las crisis catalizan, impulsan, motivan nuestro aprendizaje.
  • Todos/as vamos a rechazar y ser rechazados/as, reflexiona sobre ello, piensa también en cómo te comportas con los/las demás. Aporta compromiso, lealtad y respeto.
  • Pon límites, libera y evita que nos hagamos daño. Para ello, necesitas el «sí» y el «no». Si los tengo incorporados no obedezco por temor sino porque es lo que me conviene, o lo que me hace bien. Hazlo desde la asertividad y la empatía.

 

 

Para finalizar quiero compartir esta reflexión de Schopenhauer como consejo emocional:

“Toda verdad atraviesa tres fases: primero, es ridiculizada; segundo, recibe violenta oposición; tercero, es aceptada como algo evidente” 

Tal vez, hemos sido rechazados/as sin motivo, injustamente, de forma abrupta y dolorosa. Fluyamos para no quedarnos en el suceso y cojamos impulso. Tus principios, tu misión en la vida y tu esencia debes protegerla como tu bien más preciado. Será moldeada por ti, para cada vez ser una persona más humana, empática y respetuosa. El rechazo nos abre los ojos de lo que nunca haremos a otro ser humano, si vemos ese rechazo como un aprendizaje. Por doloroso que sea, tú no eres dolor. Tu eres un ser humano lleno de amor, aprendizaje y vida.

Gracias por leer este artículo lleno de mí, de mis emociones de estos días y de lo que ha supuesto estudiar el rechazo en mí para superarme. Y te deseo como un buen conjuro que: ojalá te ames.

 

Sandra Sánchez Muñoz

Gerente de Espacio Ítaca y Psicóloga sanitaria, nºcolegiada A-1951

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