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28
ABR
2017

Construyendo CanVivencia, la convivencia armoniosa entre personas y perros

Hace 2 años que en Espacio Ítaca creamos este término «CanVivencia», porque una sociedad no puede considerarse desarrollada si no sabe convivir, si no consigue que todos los individuos que la forman vivan de forma armoniosa y en colaboración por el beneficio común.

A lo largo de este artículo vamos a desarrollar el concepto y cómo debemos trabajar para construir la CanVivencia. Cómo lo planteamos dese Espacio Ítaca en nuestras intervenciones sociales en municipios.

 

En primer lugar hablemos de personas, los seres humanos somos animales sociales.

Animales porque aunque a nivel cognitivo existan diferencias y tengamos mayores capacidades que otros animales, no por ello dejamos de serlo. El razonamiento y pensamiento nos hace diferentes a otros animales, lo cual no significa que seamos siempre mejores, de hecho somos los culpables de utilizar estos razonamientos en deterioro de otros seres vivos y del planeta.

Y somos sociales por naturaleza, necesitamos a otros individuos para vivir y desarrollarnos. Ya desde nuestro nacimiento es imprescindible la ayuda de nuestra madre para sobrevivir durante nuestros primeros años. Pero no únicamente es necesaria su alimentación, sino que todo nuestro aprendizaje y desarrollo se ve influenciado por las relaciones sociales y las experiencias junto a las personas con las que convivimos y es imprescindible para nuestro bienestar y salud.

 

«El hombre aislado o es un bruto o es un dios» Aristóteles

 

Por lo tanto tenemos la necesidad individual y comunitaria de trabajar por la convivencia entre todos. Algunas corrientes sostienen que la conciencia del Yo sólo puede tenerse a partir de la existencia del Otro. En dicha interdependencia social que se produce en la convivencia, cada persona se define a sí misma y por lo tanto se desarrolla en base a su comunidad y la relación entre sus vecinos.

¿Y los perros?

También son animales sociales y para ellos vivir en grupo es necesario, un perro solitario tiene muy pocas opciones de tener un bienestar y salud física y mental adecuada, por lo tanto sus posibilidades de sobrevivir son muy limitadas.

La diferencia entre los perros y las personas es que ellos tienen mucho más claro que la CanVivencia es necesaria y por lo tanto para ellos su grupo social puede estar formado por perros, personas, gatos, caballos, vacas, ovejas… Cualquier opción es mucho mejor que vivir en solitario.

 

Antes de hablar del origen del perro y de su relación con los seres humanos, hablemos de normas, un aspecto en ocasiones utilizado para construir la convivencia.

¿Son necesarias las normas para la convivencia?

Todo grupo social marca unas normas, para facilitar la convivencia y que todos los miembros del grupo tengan un «manual de comportamiento» acordado por todos.

Debemos diferenciar entre distintos tipos de normas:

Normas morales:

Son aquellas normas que se han convenido a través del «sentido común», lo que la sociedad, de forma general y basándose en sus experiencias y conocimientos, entiende por adecuado. Estas normas deben la sujeción a su cumplimiento al convencimiento de las personas.

Convencimiento que cuanto más trabajado esté más factible que se cumplan las normas morales, de nada sirve la imposición de unas normas que no se entienden ni se adaptan a nuestras características y necesidades. 

Estas normas deberían generarse a través de la educación, la familia, las relaciones sociales… pero tenemos un problema cuando no se crean a través del conocimiento sino de la creencia o del, en algunas ocasiones problemático, «sentido común».

Para una sociedad algo de «sentido común» puede ser que los perros estén encadenados a la puerta de la casa y para otras sociedades que cuando la familia se va al colegio o al trabajo el perro se queda fuera de casa, libre para realizar lo que le plazca, como única norma la de volver a su regreso para dormir dentro. Ambas sociedades creerán que hacen lo más adecuado porque es lo habitual en ellos.

Normas sociales:

Similares a las anteriores, pero a diferencia de las normas morales, que son más individuales, las normas sociales son las que la sociedad crea para que la relación entre los vecinos sea adecuada, que deberán ser parejas a las normas morales de cada individuo para que sean coherentes entre sí.

Nuevamente «el sentido común» entra en juego y se establecen creencias que no siempre tienen relación con lo más adecuado y que puede diferenciar a unas sociedades de otras, y por lo tanto señalar o perjudicar al diferente e incluso impedir el desarrollo y el cambio, porque se sale de lo habitual.

Normas jurídicas:

Son normas impuestas, que tienen un carácter coercitivo, es decir, susceptibles de aplicarse sanciones a quien no las cumpla.

Es muy habitual que se exijan a las administraciones normas jurídicas, sanciones, condenas, lucha contra quienes faltan a las normas… pero mucho menos que se exija hacer bien el trabajo previo y preventivo, para que no sean necesarias tantas normas jurídicas y sanciones.

Cuantas más normas jurídicas necesite una sociedad más fallos tendrán sus normas morales y sociales o peor construidas estarán, si necesitamos sancionar es porque no hemos conseguido que no exista el problema o no hemos sabido acometerlo.

En Espacio Ítaca apostamos por crear la convivencia en las sociedades desde sus pilares, no a través de la imposición de normas jurídicas y sanciones, sino creando en los individuos y en la sociedad los instrumentos necesarios para que la convivencia sea construida entre todos y todas y para todas y todos.

Pasemos al origen de los perros, ¿de dónde vienen los perros?

Diferentes estudios datan la aparición de los perros hace entre 30.000 y 10.000 años y hubo un animal imprescindible para esta aparición de la especie, nosotros los seres humanos.

El ser humano pasó de ser cazador nómada que viajaba buscando su comida allí donde era necesario a establecer pequeños asentamientos, iniciando los procesos de cultivo de la tierra, la agricultura, para lo que requería estar durante unos meses en el mismo lugar.

Y allí donde el ser humano se asienta… aparece la basura, también entonces. Basura como los restos de las pieles, vísceras y huesos de los animales que cazaban, sus propios excrementos, cadáveres, restos de vegetales…

Algunos de los cánidos salvajes que en aquellos tiempos poblaban el planeta tenían la opción de acercarse a estos asentamientos para aprovecharse de esta basura, sobretodo animales mayores, enfermos, solitarios, madres criando… para los cuales tenía menos riesgos acercarse al ser humano que ir a cazar.

Estos animales que progresivamente se instalaban cerca del ser humano conllevaban un beneficio, por lo que los seres humanos fueron aceptando su presencia, servían de protección y guarda de los animales salvajes que podían acercarse a los asentamientos.

Así que los inicios de la CanVivencia son tan antiguos como la especie canis lupus familiaris, no lo estamos inventando nosotros, pero sí queremos ayudar a reconstruirla de nuevo.

Los cánidos salvajes que prefirieron continuar en el bosque, alejados de los seres humanos son los actuales canis lupus o lobos. Ahora ya puedes decir que no exactamente el perro viene del lobo, sino que ambos animales que ahora conocemos vienen de un antecesor común, bastante más salvaje de lo que ahora son.

Así que ya sabemos que los perros son perros gracias al ser humano y que nuestra relación es muy antigua, una relación en la que ambas especies animales obtienen beneficios unos de otros, así que no debería ser tan difícil la convivencia entre todos. Nuevamente somos los seres humanos los que debemos ser los protagonistas.

 

«El ser humano debe permanecer en contacto con la naturaleza a lo largo de toda su vida para poder mantener una buena salud mental» Boris Levinson

 

Todos los animales tienen sus normas, también los perros pero a diferencia de en las personas sus normas son muy inteligentes y se determinan a partir de comportamientos naturales y con un objetivo principal, la colaboración para el beneficio común del grupo, buscando la supervivencia individual y grupal.

Si todavía cometes el terrible error de creer que los perros se organizan a través de la dominancia lo lamentamos, pero debemos decirte que estás muy equivocado/a quizás porque tantas y tantas veces te lo habrán dicho, lo habrás leído en malos libros y malos artículos de periódicos o revistas, malos programas de televisión y malos profesionales.

Los perros son animales gregarios, que quieren vivir en sociedad, colaborando para el beneficio común y evitando los conflictos. Somos los seres humanos los que por culpa del desconocimiento hemos generado un «sentido común» que en muchas ocasiones nos lleva a equivocaciones, realizando acciones, decisiones e instalaciones poco adecuadas, provocando a los animales a comportarse de forma que nos incomoda, pero muchísimo más a ellos, a los que les enferma.

Estas son algunas normas que tienen los animales gregarios y que los adultos enseñan a los jóvenes:

  • Aprender a evitar el conflicto
  • Aprender a utilizar todos los medios para comunicarse
  • Aprender a interactuar socialmente
  • Aprender a cuidarse y no comprometer su salud ni la del grupo

Muy similares con las nuestras, o las que deberían ser las nuestras:

  • Aprender a no agredir a otros individuos.
  • Aprender a comunicarse. Una sociedad que aprende a comunicarse encuentra formas para solucionar sus conflictos pacíficamente.
  • Aprender a interactuar. Aprender a percibirme y a percibir a los otros.
  • Aprender a decidir en grupo. Aprendiendo a negociar en grupo se puede alcanzar el máximo nivel de concertación.
  • Aprender a cuidarse. Creación de condiciones de vida adecuada para todos y todas.
  • Aprender a cuidar el entorno. Aprender a vivir socialmente es ante todo, aprender a estar en el mundo.
  • Aprender a valorar el saber social. El conocimiento genera hombres y mujeres más racionales y más capaces de comprender los beneficios y posibilidades de la convivencia social.

 

La CanVivencia se trata de un asunto institucional, social, sanitario, educativo y emocional que debe ser tratado desde todos sus ámbitos, porque lo que hay que modificar es la sociedad, actuando con ella y por ella, no actuar sobre las normas como objetivo principal para obtener como resultado el cambio social.

Por lo tanto, a la respuesta sobre las normas, claro que son necesarias las normas pero no a través de la imposición de ellas y de sus sanciones aparejadas, sino del aprendizaje y la creación de una convivencia adecuada, la cual, desde el punto de vista de Espacio Ítaca, debe construirse a través de los conocimientos y la experiencia de nuestro equipo interdisciplinar de profesionales, basándose en los siguientes principios:

  • Conocimiento. Contar con profesionales específicos para ello, como profesionales sociales, sanitarios, educativos, expertos en unir a personas y animales…
  • Análisis de la situación. Ser conscientes de cuáles son las carencias, marcará los objetivos y necesidades.
  • Participación. Es imprescindible la participación y opinión de la sociedad, bien de forma individual o representada por determinados agentes y sectores de la misma, para que las decisiones que se tomen en cuanto a convivencia no sean impuestas sino determinadas en común.
  • Educación. Aprender a convivir es necesario para todas las personas, de todas las edades.
  • Actuación. Llevar a cabo actuaciones cuyo objetivo sea mejorar las necesidades existentes para la convivencia.
  • Evaluación. Deben analizarse los resultados y estudiarse los beneficios y problemas aparecidos.

 

 

A diferencia de este proceso, tal como nosotros lo vemos necesario, nos encontramos con preocupación intervenciones en comunidades, ciudades y municipios que:

  • Han impuesto normas de convivencia que al no ser adecuadas han generado conflictos y riesgos para las personas y los animales.
  • Modifican legislaciones y ordenanzas buscando la convivencia y la mejora del bienestar a través de la prohibición y la sanción, en vez de la educación como método del cambio, lo que no soluciona el problema de la falta de convivencia por malas normas morales y sociales y genera el descontento de quienes no entienden las prohibiciones, perdiendo el efecto conciliador y educativo que pudiesen tener.
  • Son llevadas a cabo sin contar con profesionales que aporten conocimiento, experiencia y ciencia, en vez de creencia. Porque al igual que no basta con querer mucho a las personas para decidir sobre su sanidad,  no basta con querer mucho a los animales para decidir sobre su bienestar ni sobre la convivencia social.

 

Cuando una intervención genera conflictos existe un gran problema, que puede afectar tanto a los vecinos que queríamos proteger, personas u otros animales como ocurre en algunas ciudades en las que a raíz de algunos cambios mal ejecutados se han multiplicado los episodios de envenenamientos y riesgos para los animales, y también tirar por tierra el trabajo realizado e imposibilitar el desarrollo de nuevos proyectos, aunque estos si partan de un punto de vista adecuado, viéndose perjudicados por las decisiones equivocadas anteriores.

Y las personas ante los conflictos pueden decidir varias formas de actuación:

  • Evitación: es decir, la negación de la existencia del problema. Lo que impide el desarrollo de las soluciones.
  • Acomodación:  también negamos el problema, pero desde el punto de vista de no peligrar nuestra relación por el hecho de intentar alcanzar algún beneficio.
  • Competición: se busca el resultado final, tener la razón, ganar el conflicto…
  • Solución del problema: se le da importancia a la búsqueda de soluciones, a ceder y mediar para conseguir el mejor resultado para todos.

 

Esperamos que en los municipios donde se han cometido errores se pueda llegar a esta última resolución para solucionar los conflictos derivados, algo que únicamente podrá llevarse a cabo a través del diálogo y permitiendo las opiniones de todos.

Es mucho mejor prevenir que curar, por lo que la sociedad debe buscar la CanVivencia, como un medio por el que se armonicen los intereses individuales con los colectivos, atacando los conflictos de manera constructiva.

También será necesario buscar la equidad y no solamente la igualdad, porque lo que para ti y tu animal sea beneficioso puede no serlo para tu vecino, por eso la participación forma parte de nuestras intervenciones en convivencia, buscando esa equidad que consiga una mejora de la comunidad y de la convivencia.

La convivencia entre perros y personas es muy beneficiosa, a nivel social, educativo, terapéutico, asistencial, emocional, físico… son continuos los estudios que existen y que aparecen cada pocos días (actualmente los perros son el animal de moda en los estudios de investigación animal)

Ahora solo falta que en tu edificio, en tu barrio, en tu pueblo, en tu ciudad, en tu comunidad y en tu país quiera conseguirse la CanVivencia, nosotros acudiremos a trabajar junto a vosotros para conseguirla.

 

Artículo redactado por Raúl Hueso Miguel, educador canino, miembro asociado de la Pet Dog Trainers of Europe, educador ambiental y técnico en intervenciones asistidas con animales de Espacio Ítaca, en abril de 2017.

Autorizamos la difusión de este artículo siempre que se cite a sus autores. Para cualquier consulta puedes escribirnos a info@espacioitaca.com

 

 

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