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24
ABR
2020

Cueces o enriqueces, caldo casero de pensamientos y emociones en confinamiento

aparece un cerebro con un botón de on off pulsado por un dedo

La introducción sobre la situación en la que estamos con el COVID-19, nos la vamos a saltar porque,  ya la sabemos, no queremos saberla, o nos falta información. En este artículo podrás entender que hay un porcentaje de tus pensamientos  que están recocidos y que toca darnos cuenta de que se nos ha pasado el tiempo de cocción.

 

Está claro, que si hay un tornado, lo que menos importa es que hay algo que no ha quedado rico o nutritivo. No sólo es comprensible, sino que es natural atender el sufrimiento por el tornado y ocuparnos de lo más urgente. Pero…

No te enfades conmigo si te digo que se te da bien sufrir, porque no lo digo yo, lo dice la epigenética. Es decir, el estudio que nos da información sobre las influencias genéticas que tienes en tu sangre, de tus antepasados. Cada persona tenemos una colección incalculable de información sensitiva, traumática y circunstancial de aquello que vivió nuestra madre, nuestro padre, abuelos/as, bisabuelos/as…en fin, la mayor de las herencias que jamás  podrás superar en tu vida.

Y sí, en esa carga, también hay sufrimiento.

 

¿Alguna vez nos hemos puesto a pensar con qué facilidad sufrimos? Hasta sufrimos cuando nos esforzamos en no sufrir…El caso es sufrir. Porque parece que sólo así nos sentimos vivas.

 

Antes de continuar, es importante  saber que tienes derecho a sufrir. Sé que te han ocurrido historias difíciles, rupturas, problemas laborales, de salud, familiares y momentos realmente duros que no me puedo imaginar.

No me refiero a eso.

 

De hecho, quiero mostrar mi más sincero respeto por aquellas personas que ahora lo están pasando mal,  o que lo han pasado mal en otros momentos de sus vidas. Los problemas que nos pasan, nos pasan. Y una persona no sufre a lo tonto, porque si o porque quiere.  Que te digan que tienes COVID-19 (por ejemplo), puede ser una “mierda” y es natural sufrir por ello.

 

No hablo de eso.

No me refiero al positivismo de cortar y pegar, ni a la superación endulzada  o al aprendizaje  cósmico. Porque si no tienes ganas, no es natural ser positiva, porque si no puedes superarte, no es natural endulzarlo todo, o si no sientes conexión con tu espiritualidad, no es natural acudir a lo trascendental.

Me quiero centrar en una reflexión probable y científica que parte de un estudio psicológico, relacional y social de Maria Jesús Álava Reyes (Psicóloga -Madrid), quien demostró que un alto porcentaje de la sensaciones que se producen de todas las circunstancias experimentadas, son producto de la traducción que hacen de las mismas, nuestros pensamientos.

 

Tus pensamientos, son los responsables de lo que sientes con lo que te ocurre. Te guste o no, te parezca bien o no, o estés de acuerdo o no. Es ciencia. Es indiscutible.

 

Actualmente, la incertidumbre, es la principal protagonista del confinamiento.  Aparece en situaciones que implican información imperfecta o desconocida. Se aplica a las predicciones de eventos futuros, a las mediciones físicas que ya se han realizado o a lo desconocido. La incertidumbre surge en entornos parcialmente observables.

Lo «crucial» no es que estemos en pandemia (que no deja de ser importante Y TIENES DERECHO A SENTIRTE COMO TE SIENTES)…pero, tienes que saber que, lo que pensamos en cada momento de este confinamiento influye de forma directa en tus emociones.

 

Por eso, cada persona lo está viviendo de un modo.  TODAS TENEMOS DERECHO A SENTIR LO QUE SENTIMOS.

 

La incertidumbre nos lleva a la Teoría de la información (pura teoría física, la podrás encontrar fácilmente en Señor Google), la cual podemos resumir así: «Aunque nos dijeran cómo iba a ser el futuro, seguiríamos viviendo con incertidumbre». Porque saber lo que va a ocurrir, no lo sabe nadie. Podemos predecir, imaginar, fantasear, diseñar, planificar, preparar…pero saberlo, no lo sabemos.

Además, entre lo que nos cuentan, lo que codificamos (entendemos, interpretamos, codificamos y traducimos…) hay un mundo de posibilidades. (Teoría de la Comunicación Humana).

 

No sólo, NO sabemos lo que va ocurrir en nuestro futuro, si no que, la poca información que tenemos la inutilizamos y la perdemos por el camino. Porque realmente, se nos da mejor sufrir por lo que nos falta o lo incompleto, que aceptar lo que sabemos. Llenamos la información que creemos que nos falta, con sufrimiento.

 

Si volvemos a la epigenética, nos daremos cuenta de cuánto poder tienen nuestros ancestros en el primer confinamiento de nuestras vidas.  Si tienes interés, puedes recabar información por ti misma. Te ponemos algunos ejemplos de preguntas que puedes hacer con cualquiera de tus familiares:

  • ¿Cómo fue el embarazo de tu madre? ¿Qué estaba viviendo durante la gestación? ¿Cómo se sentía? ¿Tiene un recuerdo agradable? ¿Sufrió algún impacto emocional importante?

  • ¿Qué vivió tu abuela? ¿Cómo fue su infancia? ¿Fue cuidada por su madre como necesitó?

  • ¿En qué momento social se encontraron? ¿Qué preocupaciones tenían? ¿Por qué sufrieron? ¿Qué moral tenían?

 

Se trata de responder a todas aquellas preguntas que tengan que ver con:

  • HECHOS SOCIALES VIVIDOS.

  • EMOCIONES SIGNIFICATIVAS EXPERIMENTADAS.

  • TRAUMAS Y BLOQUEOS.

 

Claramente, la información nos ayudará a “desquitarnos” de aquellos pensamientos y emociones que fueron de aquellas personas y de entonces; y así, entender la gran carga genética que aún transportas y desecharla, puesto que no se ajusta al momento actual y es una añadidura inservible para que tú misma, puedas transitar por este confinamiento de 2020. Este sólo es un aperitivo, si quisieras trabajarlo en profundizad y ordenar, deberías hacerlo con una persona profesional en psicoterapia en sesiones individualizadas.

 

Esta vez, lo nombramos aquí, para que puedas hacer un mini-click con el sufrimiento que sin querer quererlo, metemos en nuestras casas y agravan la situación de aislamiento.

 

No hay nada escrito sobre cómo nos tenemos que sentir ante cada circunstancia. Y si lo hay, no lo leas. Pero sí que es verdad, que bajo esta incertidumbre, podemos «bloquearnos», «sumergirnos» y «dar vueltas» ininterrumpidamente ante unos hechos que no tienen marcha a traás, o bien, «salir del pozo» y seguir.

Insisto de nuevo, en que no pretendo responsabilizarte de la pandemia, ni cargarte con el peso de “salir adelante porque tú puedes”, lo que quiero es que sepas que hay una parte de sufrimiento que no vemos y resulta posible visibilizarla.

 

«Lo que observamos no es la naturaleza en sí misma, sino la naturaleza expuesta a nuestro método de cuestionamiento». –Werner Heisenberg-

 

Sólo con quedarnos observando una realidad, ya la estamos perturbando y modificando. Porque hacemos traducción simultánea (interpretamos constantemente).

CUIDADO: Cuando no entendemos o no sabemos algo, lo inventamos.

 

¿En qué empleas el tiempo estos días?

  • En rumiar: poner mis pensamientos en lavadora, y centrifugar mis ideas con respecto el COVID-19, mi situación familiar, de pareja, laboral, económica, de salud…y todo X3.

  • En evadir: evitar el tema del COVID-19. Porque no ver las noticias puede estar bien para ti, pero meternos en una burbuja, puede no estar bien.

  • En revisar: se trata de revisar las cosas una y otra vez para asegurarse de que todo está siempre perfecto y no tiene errores. También incluye la necesidad constante de informarse de todo buscando certezas.

  • En buscar alivio y seguridad: hay personas que se pasan el día preguntando a tu entorno, lo mismo para tener la misma respuesta y así tener seguridad.

  • En hacer listas: ante la incertidumbre, muchos hacen listas con el propósito de no olvidar nada, hasta sobre las cosas más triviales.

  • En preocuparse: síntoma clave en personas con intolerancia a la incertidumbre y, por tanto, con altos niveles de ansiedad, pues se pasan el día dando vueltas a las cosas sin llegar a un fin razonable. Y entendemos que es muy costoso, por eso, si no puedes de forma autosuficiente, pide ayuda. Es tu salud mental la que te lo pide.

  • En negarse a delegar: este tipo de personas sienten que es mejor si ellos mismos se encargan de todo, para así tener mayor control sobre las mismas. Pero el control es un ilusión.

 

¿Por qué un viernes por la tarde solíamos/solemos estar con más cansancio pero con pensamientos de motivación, desconexión, mientras que el domingo, estamos descansadas pero con pensamientos deprimentes porque al día siguiente es lunes? Es una gran paradoja o una idea absurda.

 

Es una paradoja: el viernes por la noche estamos con más cansancio de toda la semana, y el domingo más descansados/as y con toda la tarde por delante. Sin embargo, ¿qué alegra el cansancio del viernes y qué amarga el descanso del domingo? Nuestros pensamientos.

Lo que nos repetimos de forma constante, esas frases interiores que nos formulamos, son las responsables de nuestros estados emotivos. Siempre, insisto, salvando las distancias y dando derecho siempre a sentir lo que sientas.

 

Lo que marca un cambio vital en nuestra existencia, es cuando conseguimos pasar de la reacción a la acción; cuando nos damos cuenta de que lo que sentimos depende, en gran medida, de lo que pensamos, no de lo que nos está pasando.

Entonces asumimos que, de verdad, podemos controlar y «provocar» nuestras emociones, más allá de lo que nunca habíamos pensado. Podemos ser felices o infelices, colocando nuestro «cerebro a nuestro favor» o, por el contrario, poniéndolo en «nuestra contra».  Siempre, salvando las distancias. Porque una situación complicada, lo es y punto. Tenemos derecho a sufrir.

Pero, este acto de “poner en contra o  favor” a nuestro cerebro de las circunstancias, fue lo que demostró Maria Jesús Álava Reyes en su estudio, el cuál añadimos el concepto de epigenética que he explicado antes. ¿Qué tipo de «tono»/carga emocional le pones a eso que NO sabes? Qué peso tiene la falta de información? ¿Por qué buscas lo que falta y no te quedas en lo que sí tienes? Y lo más importante: ¿para qué?

 

NUESTROS PENSAMIENTOS SON LOS RESPONSABLES DE NUESTRAS EMOCIONES ( y no me refiero a situaciones límite).

 

Será el primer confinamiento de tu vida, pero no es la primera vez que vives una situación de incertidumbre. ¿Cómo sobreviviste a otras incertidumbres que has tenido en tu vida? Igual que puedes hurgar en tu carga genética de sufrimiento, también puedes hacerlo en tu carga genética de resiliencia. ¿Para qué te quedas únicamente  en la primera?

 

 

¿QUÉ PUEDES HACER TU?

Hay quien dice que estamos programadas por diferentes poderes sociales. Si nos educan desde el sufrimiento, en la adultez, seremos más fáciles de condicionar. Y yo también lo pienso.

 

POTENCIAR:

  • Equilibrio.

  • Madurez.

  • Autocontrol – autoapoyo

 

NO POTENCIAR:

  • Tiranía – Autoridad

  • Manipulación

  • La insolidaridad

  • El narcicismo

  • El desequilibrio

  • La insatisfacción permanente.

 

Estas dos listas debes adaptarlas a tu momento vital. No te cargues, no te autoexplotes, sé humana contigo y si puedes, te animo a que potencies o no potencies, en la medida en la que tú deseo y funcionalidad te lo permitan.

 

 

 

Artículo redactado por Nuria Embid Marco, trabajadora social nº de colegiada 2600, en abril de 2020, durante la alerta sanitaria por el COVID-19

 

En este enlace puedes encontrar todos los artículos y noticias que publiquemos sobre esta situación excepcional de cuarentena.

 

 

 

 

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