legitimar archivos - Espacio Itaca https://espacioitaca.com Centro Sanitario de Psicología Fri, 20 Mar 2020 19:24:10 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.9.2 Las calles tienen eco https://espacioitaca.com/las-calles-tienen-eco/ https://espacioitaca.com/las-calles-tienen-eco/#respond Fri, 20 Mar 2020 19:18:26 +0000 http://espacioitaca.com/?p=7675   Las calles tienen eco, ahora más que nunca.   ¿Os habéis dado cuenta? Es la primera vez que se oye, con taaaaaanta claridad y determinación, cada coche que pasa,  el aire, el río Ebro  e incluso los pajaricos.   Sabemos, que a muchas personas, os asusta el ruido en medio del silencio. Es normal, no estamos acostumbradas. Es como si todo el ruido de la ciudad hubiera pasado a cada vivienda.  Si es así, la gente tendrá la cabeza como un tambor. Por eso creemos que salir a la ventana o balcones,  hace que ése ruido se ventile un poco. Porque el ruido de las calles está en las casas.     Empezamos a escuchar, más que nunca, los sonidos de las personas que viven pared con pared. El rugir de los muebles, el agua de las cisternas, Dance Monkey a todo volumen, lloros por ansiedad, memes, los deberes del cole, el telediario como hilo musical bastante chungo, el satisfayer a escondidas, vídeo llamadas de risas de amistades…una mezcla explosiva y constante que va a durar lo que dure la incertidumbre.   También nos acordamos de nuestro “ruido interno”. El que no calla nunca, ni ante una pandemia. El que se multiplica con el susto. Esos pensamientos, miedos, preocupaciones, preguntas sin respuesta, nostalgia, sensación de pérdida, ganas de contacto físico, desequilibrio, necesidad de un espacio propio, reestructura de prioridades…todo esto (y más), lo tiene cada persona en su cabeza. Esta lista de cosas, podría estar multiplicada por cada esfera de nuestras vidas, desde el ámbito laboral al deportivo, tu salud, y relaciones. Mucho ruido y muchas nueces. Sí, muchas. Porque esto trae consecuencias. No todas son positivas, ni todas son negativas. Dicho de otro modo, hay consecuencias que tienden a ser más agradables y sanadoras, y otras que tienden a ser más desagradables y dañinas.   También hay diferencias entre las personas que salen a sus trabajos y personas que no han salido desde que empezó todo esto. La relación con el entorno no es la misma, puesto que la frecuencia y contacto con él, varía notablemente.     Pero este texto no es para meter el dedo en la yaga. Sino para que sepas, que tu yaga necesita que la mires un poco. Ser conscientes y ver qué está en tu mano. Así que, presta atención: Ahora más que nunca, debemos “legitimar”. Suena raro o muy profundo, pero es bastante más asequible de lo que piensas. Sigue leyendo que lo acabarás entendiendo. Se trata de legitimar a nuestro ruido interno y legitimar el ruido de las personas con las que nos relacionamos, o bien porque convivimos con ellas en casa, o bien porque contactamos por vídeo llamada, o bien a través de redes sociales o teléfono.   Legitimar es fácil. Solo es tener en mente esta idea: “tengo derecho a sentir lo que siento”. Por tanto, el resto también tiene el mismo derecho. Apaga tu opinión cuando escuches a alguien, borra tu comentario y aparta temporalmente tu moralidad…, sobre lo que está bien o mal, en el mundo de las emociones y creencias. Ahora, más que nunca, no sirve decir cómo tienes que estar o cómo tienes que levantarte. Ni siquiera este texto puede servirte. Simplemente, acepta que cada persona tiene su sentir, su pensar y su hacer; puedes negociar para convivir mutuamente en medio de esta crisis, pero acepta que es así su forma de “estar” en esta situación tan nueva. Y si no quieres aceptarlo, simplemente con saberlo, es suficiente.   Os entendemos, a nosotras, también nos asombra el eco de las calles. Parece que hay mucho tráfico, pero a veces sólo son dos coches que circulan en una carretera silenciosa. El río Ebro se oye más que nunca, y no es que lleve más agua que otras veces, es que ha cobrado protagonismo. Si alguien dice “hola” por una ventana, recibe respuesta de otra. ¡ INCREÍBLE ¡ El eco de las calles, nos recuerda que hay otras casas habitadas con otras personas. Las cuales están viviendo situaciones similares o no, quizá su situación no tenga nada que ver con la tuya.   Sea como sea, si me estás leyendo, quiere decir que sigues activa. Que tu mente puede procesar esta información. Que habrás sentido algo al leerlo, sea lo que sea. Y que nosotras, estamos al otro lado de la pantalla. Estamos más cerca de lo que piensas.   Por eso, en medio de este Eco, y de este ruido interno, estamos. Seguiremos escribiendo. Haz higiene mental. Deja tu mente en cuarentena, como dijimos en el anterior artículo, solamente añadimos: legitimando. Date permiso para sentir, pensar y hacer; y facilita el permiso a otras personas. O bien, no hagas nada, termina de leernos y espera a nuestro siguiente artículo.   Con nosotras, tú, la persona que nos lees, puedes estar tranquila.     Artículo redactado por Nuria Embid Marco, trabajadora social nº de colegiada 2600, en marzo de 2020, durante la alerta sanitaria por el COVID-19      

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aparece un sofá en una calle vacía

 

Las calles tienen eco, ahora más que nunca.

 

¿Os habéis dado cuenta? Es la primera vez que se oye, con taaaaaanta claridad y determinación, cada coche que pasa,  el aire, el río Ebro  e incluso los pajaricos.

 

Sabemos, que a muchas personas, os asusta el ruido en medio del silencio.

Es normal, no estamos acostumbradas.

Es como si todo el ruido de la ciudad hubiera pasado a cada vivienda.  Si es así, la gente tendrá la cabeza como un tambor.

Por eso creemos que salir a la ventana o balcones,  hace que ése ruido se ventile un poco. Porque el ruido de las calles está en las casas.

 

señora asomada a la ventana

 

Empezamos a escuchar, más que nunca, los sonidos de las personas que viven pared con pared.

El rugir de los muebles, el agua de las cisternas, Dance Monkey a todo volumen, lloros por ansiedad, memes, los deberes del cole, el telediario como hilo musical bastante chungo, el satisfayer a escondidas, vídeo llamadas de risas de amistades…una mezcla explosiva y constante que va a durar lo que dure la incertidumbre.

 

También nos acordamos de nuestro “ruido interno”.

El que no calla nunca, ni ante una pandemia. El que se multiplica con el susto. Esos pensamientos, miedos, preocupaciones, preguntas sin respuesta, nostalgia, sensación de pérdida, ganas de contacto físico, desequilibrio, necesidad de un espacio propio, reestructura de prioridades…todo esto (y más), lo tiene cada persona en su cabeza.

Esta lista de cosas, podría estar multiplicada por cada esfera de nuestras vidas, desde el ámbito laboral al deportivo, tu salud, y relaciones.

Mucho ruido y muchas nueces. Sí, muchas. Porque esto trae consecuencias. No todas son positivas, ni todas son negativas. Dicho de otro modo, hay consecuencias que tienden a ser más agradables y sanadoras, y otras que tienden a ser más desagradables y dañinas.

 

También hay diferencias entre las personas que salen a sus trabajos y personas que no han salido desde que empezó todo esto. La relación con el entorno no es la misma, puesto que la frecuencia y contacto con él, varía notablemente.

 

dibujo de casas

 

Pero este texto no es para meter el dedo en la yaga. Sino para que sepas, que tu yaga necesita que la mires un poco. Ser conscientes y ver qué está en tu mano. Así que, presta atención:

Ahora más que nunca, debemos “legitimar”. Suena raro o muy profundo, pero es bastante más asequible de lo que piensas. Sigue leyendo que lo acabarás entendiendo.

Se trata de legitimar a nuestro ruido interno y legitimar el ruido de las personas con las que nos relacionamos, o bien porque convivimos con ellas en casa, o bien porque contactamos por vídeo llamada, o bien a través de redes sociales o teléfono.

 

Legitimar es fácil.

Solo es tener en mente esta idea: “tengo derecho a sentir lo que siento”.

Por tanto, el resto también tiene el mismo derecho.

Apaga tu opinión cuando escuches a alguien, borra tu comentario y aparta temporalmente tu moralidad…, sobre lo que está bien o mal, en el mundo de las emociones y creencias.

Ahora, más que nunca, no sirve decir cómo tienes que estar o cómo tienes que levantarte. Ni siquiera este texto puede servirte. Simplemente, acepta que cada persona tiene su sentir, su pensar y su hacer; puedes negociar para convivir mutuamente en medio de esta crisis, pero acepta que es así su forma de “estar” en esta situación tan nueva. Y si no quieres aceptarlo, simplemente con saberlo, es suficiente.

 

Os entendemos, a nosotras, también nos asombra el eco de las calles.

Parece que hay mucho tráfico, pero a veces sólo son dos coches que circulan en una carretera silenciosa. El río Ebro se oye más que nunca, y no es que lleve más agua que otras veces, es que ha cobrado protagonismo. Si alguien dice “hola” por una ventana, recibe respuesta de otra. ¡ INCREÍBLE ¡

El eco de las calles, nos recuerda que hay otras casas habitadas con otras personas. Las cuales están viviendo situaciones similares o no, quizá su situación no tenga nada que ver con la tuya.

 

Sea como sea, si me estás leyendo, quiere decir que sigues activa.

Que tu mente puede procesar esta información.

Que habrás sentido algo al leerlo, sea lo que sea.

Y que nosotras, estamos al otro lado de la pantalla.

Estamos más cerca de lo que piensas.

 

Por eso, en medio de este Eco, y de este ruido interno, estamos.

Seguiremos escribiendo.

Haz higiene mental.

Deja tu mente en cuarentena, como dijimos en el anterior artículo, solamente añadimos: legitimando.

Date permiso para sentir, pensar y hacer; y facilita el permiso a otras personas.

O bien, no hagas nada, termina de leernos y espera a nuestro siguiente artículo.

 

Con nosotras, tú, la persona que nos lees, puedes estar tranquila.

 

 

Artículo redactado por Nuria Embid Marco, trabajadora social nº de colegiada 2600, en marzo de 2020, durante la alerta sanitaria por el COVID-19

 

 

 

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