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07
MAY
2020

Pasos hacia la nueva normalidad

Una puerta entreabierta con un interrogante

Nos encontramos en una época de cambios, tras más de 50 días de confinamiento, vienen nuevas fases y se nos permite salir a la calle poco a poco. Primero comenzaron los/as niños/as y esta semana toda la población podemos salir por franjas horarias.

Pero no todo es tan bonito, aquí surgen algunos problemas que no se han contemplado.

 

Tras 50 días confinados en nuestras casas, viendo las mismas paredes, los mismos muebles, conviviendo con las mismas personas, o con nuestra única compañía, marcándonos nuevas rutinas y escuchando los mismos sonidos…se nos abre una puerta y nos dicen que ya podemos salir. Podemos salir a nuestra NUEVA REALIDAD, esa nueva realidad que desconocemos.

 Es en este punto dónde nos pueden surgir dudas, miedos, preocupaciones…

 

Comenzamos hablando de los/as niños/as, esa parte de la población de la que tanto podemos aprender.

En Espacio ítaca tenemos actividades dedicadas exclusivamente a ellos/as.

En ellas, durante estas semanas hemos podido hablar sobre qué sentían estos días, cómo estaban llevando el no poder salir a jugar, a correr, a saltar, a compartir tiempo y juegos con sus amistades…

Muchos/as de ellos/as tienen ganas de poder volver a hacer todo esto, pero otros/as nos comentan que tienen miedo de volver a salir, no saben lo que se pueden encontrar.

Han escuchado tantas cosas de la tele, periódicos, y comentarios que en ocasiones podemos hacer las personas adultas que les surgen muchas dudas. Nos comentan algunas de las siguientes cosas:

“Me da miedo salir a la calle por si me pilla el coronavirus”, “No quiero salir a la calle porque no quiero contagiarme”, “Si no puede acercarme a mis amigos/as no quiero salir”, “Cuando salga a la calle no puedo tocar nada ni compartir juguetes”.

 

El miedo tiene muchas cualidades, en la medida adecuada es adaptativo y nos lleva a protegernos y a sobrevivir, pero tiene otra característica, y es que es “contagiable” y muchas veces podemos transmitírselo a nuestros/as hijos/as a través de nuestros mensajes o nuestros gestos sin darnos cuenta.

Por ello, tenemos que ser comprensivos/as con ellos/as, explicarles las cosas con tranquilidad, sin asustarles e intentando hacer lo más llevadero posible este proceso.

Lo que todos/as comparten, es que esta situación les gusta porque pueden pasar más tiempo con sus padres y madres, tiempo del que, en nuestra vida normal, con su velocidad, quizá no disponíamos. Por lo que sería muy importante que en esta nueva realidad, intentemos mantener estos ratos que tanto nos llenan con nuestros seres queridos.

 

También queremos mencionar a la población adulta.

Hemos podido sufrir muchos cambios en estos casi dos meses, y nos estamos adaptando, por lo que no es fácil sufrir otro cambio de golpe.

Quizá algunos/as de vosotros/as estéis sintiendo emociones desagradables con esta desescalada progresiva. Queremos rescatar algunos de los adjetivos con los que definen nuestros/as pacientes estas sensaciones en consulta:

Angustia, miedo, apatía, desgana, pereza, malestar, desesperanza o ansiedad…

 

¡Tranquilos/as! Todo esto es normal, lo siente mucha gente y tiene un nombre.

 “Síndrome de la cabaña”

 

 

Muchos/as psicólogos/as y personas famosas, por ejemplo, la actriz Ana Millán, lo están mencionando estos días y queremos contaros su historia.

No es algo nuevo, aunque lo empecemos a escuchar ahora, esto ya le ocurría en el siglo XX a cazadores que debían pasar mucho tiempo encerrados en sus cabañas hasta acabar la temporada de caza, o a las personas que trabajaban en los faros.

Al salir sentían estas sensaciones desagradables que comentamos, como falta de concentración, angustia o desconfianza.

A todo esto, tenemos que unir la sensación de protección (en la mayoría de los casos) que nos ofrece nuestro hogar y las nuevas rutinas que nos hemos marcado y que quizá nos resulte complicado romper ahora.

Otra de las características del miedo que comentábamos anteriormente, es que el miedo en muchas ocasiones es subjetivo. Por eso sabemos que el desconfinamiento no va a afectar en igual medida a todo el mundo.

 

Por todo ello, en estos días nos acordamos de las personas que sufren de agorafobia, hipocondría, trastorno obsesivo compulsivo (TOC) o personas que se sienten rechazadas socialmente.

 

Estas personas pueden sentirlo en mayor medida, y pueden ser las más predispuestas a sufrir este síndrome, ya que se han podido sentir más cómodas en sus casas, sin aglomeraciones, sin tener que relacionarse con otras personas y pueden tener más miedo a salir a la calle por temor a contagiarse.

 

Por suerte, todo esto es algo transitorio y progresivamente, con paciencia, conociendo nuestros límites, siendo conscientes de todas las emociones que nos pueden surgir ante esta realidad y con ayuda profesional si es necesario, podemos ir adaptándonos progresivamente a la situación que dejamos atrás hace casi dos meses.

 

 

Artículo redactado por Andrea Tena, psicóloga de Espacio Ítaca, con número de colegiada A-3082, en mayo de 2020

 

En este enlace puedes encontrar todos los artículos y noticias que publiquemos sobre esta situación excepcional de cuarentena.

 

 

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